La mayordomía que se nos ha delegado.
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Mateo 25:14-29
Bienvenidos una vez más al Blog de Hanameel. Como servidores de ustedes por amor a Cristo, hoy queremos hablar de un tema que suele ser cotidiano y pasar desapercibido para nosotros, los cristianos. Pero no debiera serlo. Nuestra pregunta disparadora de hoy es: ¿Cómo vivimos la mayordomía que se nos ha delegado?
En muchos lugares en las escrituras encontramos tesoros y perlas preciosas de sabiduría. Las escrituras son inspiradas por el Espíritu de Dios, por lo cual dan testimonio de la persona y la plenitud del Padre, el Hijo y el Espíritu. Jesús fue muy claro en San Juan 5:39 cuando expresa que ellas dan testimonio de Él (no son La Palabra, sino que dan testimonio del Verbo). Por eso vamos a poder apreciar muchos aspectos de la persona del Creador.
Estas dicen que el Señor es el Creador del universo, que hizo los cielos y la tierra, que fundó los mares y las montañas. También que hizo al hombre a Su imagen conforme a su semejanza. Que Él nos amó tanto que su máximo deseo siempre ha sido habitar en medio de su pueblo; que seamos su pueblo y Él nuestro Elohim. Más adelante se nos relata la vida y testimonio del Verbo hecho carne, el Nazareno de Belén que vino a expresar humildad hasta la muerte y muerte de cruz, quien siendo Dios dejó su gloria y se hizo menos que los ángeles para venir a habitar en medio nuestro y traer salvación. Así mismo fue que murió en humildad, pero no fue poco; ya que no quedó en aquel sepulcro sino que descendió a los infiernos y arrebató las llaves de la muerte y del infierno y resucitó. Así, las escrituras narran acerca de su resurrección y los 40 días siguientes consolidando en sus discípulos en Reino de los Cielos. También veremos cómo nace la Iglesia, cómo crece, y también cómo sufre persecución; y tenemos testimonio de los apóstoles que por el poder del Espíritu atravesaron padecimientos en esta temporalidad; pero a su vez hicieron tesoros eternos que permanecen para siempre, caminando en las obras que el Señor preparó de antemano para su Iglesia. También declaran que nuestro Padre nos hizo linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, un pueblo que Él mismo adquirió para Su gloria. A lo largo de las escrituras podemos apreciar la conmovedora historia de un Rey, un Señor, un Creador, pero sobre todo de un PAPÁ que tiene deseos buenos para sus hijos y para su orden. Aquel que en un principio tuvo que restaurar con un "sea la Luz", que significó el comienzo del ministerio de Cristo sobre la tierra.
En todo esto podemos conocer a nuestro Señor, y aún seguir profundizando a la luz del Espíritu, porque son temas tan importantes como profundos y nos atraviesan transversalmente en nuestra identidad y propósito como hijos de Dios. (Si hay algo de lo que mencionamos que no lo habías escuchado nunca, o te llama la atención, podés buscar al Espíritu Santo en intimidad con Él y sencillamente pedirle más luz. El que lo busca, siempre lo haya.)
Hoy nos enfocaremos en una parábola muy especial que Jesús relató en una oportunidad: la parábola de los talentos.
Puede que al leerla no entendamos de primera mano qué significado tiene, ya que es muy compleja y podemos aplicarla a muchas áreas de nuestras vidas. Pero ¡que hoy sea la Luz en lo que el Espíritu nos quiere revelar!
Veamos un poco de qué se trata. Esta parábola relata acerca de un señor. Como ya sabemos, "señor" hace referencia a un título de honor. Puede referirse a un rey; o a una persona de autoridad. Alguien que posee riquezas y heredades, o algún tipo de bien material del cual es propietario. Al decir señor podríamos estar hablando de cualquiera, pero; ¿sabes? Las escrituras también dicen que toda autoridad proviene de Dios (Romanos 13:1); que Suya es la plata y el oro (Hageo 2:8), y este Señor, nuestro Creador (y Papá) tiene riquezas en gloria en Cristo (Filipenses 4:19).
El Creador (que es nuestro Señor) nos hizo sus hijos. Sabemos entonces que, en esa condición de hijos es que somos también herederos. Y el heredero tiene la función, el derecho legal y la responsabilidad de administrar la herencia y los bienes de su Padre. Tal como todo aquello que un señor le encarga a su siervo; éste tiene la delegación de administrarlo.
Por esto es que volvemos a la pregunta que nos hicimos al principio: ¿Cómo estamos viviendo la mayordomía que se nos ha delegado? TODO, absolutamente todo lo que tenemos y lo que somos proviene del Señor y se nos dio autoridad sobre ello por un tiempo, para que lo administremos. Llámale tu tiempo, tus recursos, tu casa, tu familia, tus bienes, tus creencias profundas, tu alma, tu mente, tu cuerpo, tus actividades a diario, tu trabajo, tus estudios, todo eso son talentos que el Señor te dio por un tiempo. Por eso no "da lo mismo" cómo nos manejamos en nuestro diario andar. Por eso no es "más o menos" la vida cristiana; por eso no somos personas tibias en nuestras convicciones. Por eso somos determinados en permanecer en lo que el Señor nos habla, porque entendemos que nada de lo que tenemos nos lo ganamos, nos lo merecíamos, lo conquistamos o lo adquirimos. Esas riquezas, esas adquisiciones y contrataciones, el dinero que manejamos en esta tierra, todo lo que capitalizamos, nuestras relaciones interpersonales con gente que no camina con nosotros en la luz, básicamente las conexiones que tenemos con esta tierra (y en ocasiones con las tinieblas), todo eso se llama riquezas injustas. Pero, ¿Por qué son injustas si trabajé por ello? ¿Por qué son injustas si me lo merezco? bueno, ese es el punto.
En el libro de Romanos capítulo 3 se encuentra el gran testimonio, acta, documento legal espiritual que testifica que el único derecho que le correspondía al ser humano era la muerte. Y eso, era justo. Lo era por haberse desconectado de la fuente de vida a causa del pecado.
Esto deja bien en claro frente a toda la creación, visible e invisible, ángeles y principados, que la muerte de Cristo fue una acción redentora que nos volvió a conectar con la vida y fue por amor, fue por gracia. Por lo tanto, al ser hechos hijos de Dios; ¿podemos dimensionar la gracia y el amor de Papá para con nosotros? no merecíamos nada pero por Amor nos salvó.
Entonces, este gran panorama nos deja ver que en realidad, todo lo que desarrollamos en nuestras vidas es por gracia, es un talento que se nos dio y se espera que lo multipliquemos y lo presentemos al Señor.
Y aquí está la gran trampa humanista en la que caemos los hijos de Dios (fundamento espiritual de muchas de las corrientes ideológicas del siglo XIX y XX.)
"El orgullo te hace creer que todo lo que tienes, todo lo que haces, todo lo que realizas, todo en lo que te involucras te pertenece. El orgullo te saca de la mentalidad de mayordomo y te posiciona (en altivez) en la mentalidad de dueño. Te saca de la perspectiva de colaboración, y te pone en la perspectiva de propiedad: "Yo creo que puedo hacerlo, porque total es mío. Es mi tiempo, es mi familia, es mi ministerio, son mis recursos, es mi salario, es mi esfuerzo, es mi casa" y salimos de la posición de colaboración a la posición de propietarios. Y Dios no quiere trabajar con propietarios, sino con gente que reconozca que todo lo que tiene, todo lo que es y todo lo que hace es por pura gracia, dado por Dios para administración, durante un período de tiempo, a fin de que sea multiplicado para ser depositado en las manos de Aquél que te lo confió." -Yonathan Lara
¿Qué vamos a hacer con nuestros talentos? La decisión, amado hermanos, es nuestra.
Hemos sido escogidos como un linaje real. A cada uno de nosotros el Señor nos ha dado talentos para administrar. Es nuestro derecho legal en Cristo y nuestra responsabilidad esta gran administración, el Señor viene. Y ser puestos sobre lo mucho no es otra cosa sino ser promovidos al lugar de mayor privilegio: servir y ministrar almas, aquello realmente valioso, que permanece para siempre... la edificación del Cuerpo de Cristo. ¿Cómo estamos viviendo la mayordomía que se nos ha delegado?
Somos Granja Hanameel, a quien Dios ha dado sobreabundantemente.
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