Oct 28, 2022

Los tres pilares fundamentales para una vida sana

Todos hemos oído que es importante llevar una "vida saludable". Pero como cristianos, en verdad, ¿Cuánto inquirimos en ello? ¿Será que a Dios le importa la salud física del hombre? ¿Afecta en algo al propósito eterno de Dios si hago ejercicio o sigo una dieta?

Hay algunas cosas que necesitamos charlar y poner sobre la mesa antes de ahondar en este tema. La primera es: ¿Quiénes somos? Y alguien dirá: ¿qué tiene que ver con la vida sana? Y este es el primer velo que vamos a quitar. Saber quien soy consolida mi identidad. Conocer mi identidad me da propósito. Una simple pregunta que, tantas veces evitamos porque nos lleva a la introspección (ejercicio al que, por lo general, no estamos acostumbrados) y hasta nos sentimos enredados frente a ella, es una pregunta que necesitamos saber responder con claridad y sencillez. En la medida en la que no se quien soy, no sabré lo que tengo que hacer. Porque la identidad nos da propósito. Conforme a quién soy, eso hago.    Imaginemos la siguiente historia:

LA COPA

    Una bella copa del cristal más refinado y puro, fue fabricada en la edad medieval por un especialista, quien se encargó de hacer un trabajo de tallado y acabado excelente; pues trabajaba para un rey y la copa debía ser hermosa. Esa copa fue pensada con el propósito de contener los más añejos vinos de la realeza. El rey, por su parte, teniendo una gran colección de copas carísimas y bellas, decide usar esta copa de cristal para un banquete muy especial.

    Resulto ser que al llegar la fecha del banquete, el rey confunde sus copas y en lugar de agarrar la correcta, toma una muy similar, dejando olvidada accidentalmente la que fue diseñada para ese banquete, ese día y ese rey.


    Pasó el tiempo y años más tarde, la copa es una reliquia en memoria de un reino que ya no existe más; pero nadie supo jamás que fue fabricada con un diseño especial, y un propósito específico. Era la copa del banquete del rey, pero nadie lo sabrá jamás. Tal es así, que la historia de esta bella copa acaba en el escritorio de la recepción de un museo de reliquias, siendo usada de porta lápices de quien, en ese entonces, es recepcionista del lugar.


       Podemos ver en esta historia imaginaria que hay cosas que son diseñadas y fabricadas con un propósito, pero al no alcanzar ese propósito original, quedan olvidadas, o siguen funcionando para otro objetivo diferente al que fueron diseñadas. En este caso, la copa terminó siendo usada de porta lápices; es decir; no fue totalmente inútil, pero siendo honestos, el verdadero propósito de la copa se desvirtuó. Se desdibujó. ¿Es lo mismo? Si fue usada con un propósito en fin, sí; pero perdió en gran manera la posibilidad de aprovechar al máximo su potencial. Posiblemente el vidrio se opacó con la mina de los lápices, porque nadie la limpió jamás, ni fue lustrada como originalmente se pensó al diseñarla. Además es muy probable que se siga utilizando aún con su cristal fino astillado, y conteniendo tierra en lugar de vinos añejos. Sucio polvo de los pies en movimiento de los transeúntes de la ciudad que visitan aquel lugar. Y la copa ya no es copa, es otra cosa. Las cosas son creadas con un propósito. Y si no se utilizan y funcionan conforme a ese propósito, no se aprovechará todo lo que tienen para dar. Así mismo pasa en nuestras vidas.

Fuimos pensados y diseñados con un propósito eterno

Nuestra vida no es el resultado de una conjunción de movimientos y coincidencias astrales azarosas. Somos hijos de Dios, hemos creído este llamado. No fuimos diseñados para movernos conforme a los moldes de esta tierra; somos llamados a no amoldarnos, a ser extranjeros y peregrinos. Fuimos diseñados para mirar nuestro paso por la tierra desde las alturas.

Y todo esto afecta de manera directa a lo que hacemos en esta tierra. ¿Qué beneficio obtengo si vivo para satisfacer los deseos de la carne que batallan contra el alma? ¿Qué gano viviendo para mí mismo si fui llamado a vivir para los demás? Si vivo para mí, llegaré a tener experiencias placenteras a nivel sensorial (de los sentidos naturales), pero mi vida va estar muy lejos de su propósito original: ser embajador del Reino de los Cielos. Podré estar viviendo para mis proyectos personales; para dejar bienes materiales a mis hijos, y demás; pero nada de eso hace al plan eterno de Dios (como diría W. Nee). Fuimos creados con un diseño de gobierno eterno sobre atmósferas espirituales; Jesús Cristo resucitó y nos sentó junto con Él en los lugares más altos, ese es nuestro diseño; somos Reyes y Sacerdotes para nuestro Dios y nuestro diseño es gobernar. (1 Pedro 2:9; Apoc. 1:6, Apoc. 5:10)


Desde las alturas la perspectiva es otra

Esto es determinante para nuestro paso por esta tierra. El quién soy, determina lo que tengo que hacer. La copa real fue diseñada para contener los mejores vinos de la realeza; tiene una calidad de existencia superior a cualquier porta lápices de plástico que pueda llegar a haber. ¿Porqué entonces, la copa real elegiría un trato y un manejo inferior al que debería recibir? Por ignorancia, por falta de entendimiento de quién es y para qué está en esta tierra. Lo mismo sucede con nosotros.

Estamos en esta tierra para cumplir los objetivos de un reinado eterno. La muerte y resurrección del Señor Jesús Cristo nos posicionó en el Padre y nos mostró cual es nuestro origen y destino. Venimos de ÉL y a Él volveremos al dejar este cuerpo natural. Pero, aunque Dios es espíritu y nosotros, sus hijos también; es importante contemplar que todo lo que se nos dió son regalos recibidos por gracia y que vienen del ÉL y se espera de nosotros una buena administración de ellos. Es decir; somos espíritu, pero también alma y cuerpo. Y de ese cuerpo y alma debemos administrarla para Cristo. Jesus nos deja una parábola para enseñarnos esto:

"Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.

Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.

Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado."

Mateo 25:14-30 

La compleja conformación de nuestro ser integral

La responsabilidad de administrar correctamente nuestros cuerpos y almas es nuestra. Somos seres trifuncionales: conformados por un espíritu, un alma y un cuerpo. Tenemos en Cristo la capacidad de pedirle al Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad, que gobierne nuestras almas y de esta manera que nuestro cuerpo responda en orden a ese gobierno. De esta manera tendremos un cuerpo funcional que responde a las órdenes de un alma sana, que a su vez se sujeta al Espíritu de Dios, nuestra fuente espiritual de Vida.

Nuestras alma está estructurada por un complejo diseño: en ella operan las emociones, la voluntad, los pensamientos y otros aspectos. Al conocer a Cristo nuestra alma es una traductora entre nuestro espíritu y nuestro cuerpo. Esta área de nuestro ser es la que apuntala Cristo al fomar nuestro carácter a Su imagen.

Pero, por otro lado, el cuerpo es otro capítulo. El cuerpo es aquello que se nos ha dado para conducirnos en este plano natural y tomar contacto con todo lo creado, con los ambientes y las personas. En nuestros cuerpos operan los sentidos y las percepciones.

Entonces, aunque este es un tema mucho más largo y profundo, vamos a hacer base acá, en lo que explicamos hasta recién y enfoquémonos en el cuerpo y su administración.

Alimentación, ejercicio físico y descanso: los tres pilares fundamentales

En Cristo Jesús estan siendo reunidas todas las cosas.

Debemos comprender que al ser hijos de Dios, somos la manifestación más clara a toda la creación (visible e invisible) de la redención que tenemos en Cristo. Pablo dice en una oportunidad:

"Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios."

Romanos 8:19


Y en otra oportunidad aclara:

"...Ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios."

1 Corintios 10:31

¿Porqué el Apóstol hace énfasis en actividades naturales, que tienen que ver con el cuerpo físico? Y es aquí donde los cristianos hemos entendido erróneamente que, todo lo que está relacionado a la carne es pecado y ha sido condenado por el Señor, por lo tanto no importa lo que sucede con mi cuerpo porque, cuando deje esta tierra, voy a ser transfigurado con un cuerpo nuevo y perfecto, y no voy a recordar jamás lo que ha sucedido con este cuerpo que me envuelve hoy. Pero este razonamiento se vuelve dudoso y poco probable si seguimos la lógica de la parábola de Jesus.

Es verdad que también Pablo habla del ejercicio físico, haciendo mención de que es poco provechoso, pero aclaremos que él está hablándo en términos comparativos. No está diciendo que es malo el ejercicio físico, está contraponiendo lo terrenal con lo eterno en un contraste indiscutible.

"Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura."

1 Timoteo 4:8 NBLA

Hay una versión que nos lo explica más claramente:

"Está bien que te ejercites físicamente, pero es mucho mejor que te ejercites para vivir piadosamente, ya que esto es útil para todo, te ayudará en esta vida y también en la venidera."

1 Timoteo 4:8 NBV

Habiendo hecho esta aclaración, proseguimos a la siguiente conclusión:

Hay un principio espiritual que debemos conocer como hijos de Dios: Si somos fieles en lo poco, seremos puestos sobre lo mucho. En cambio, si somos infieles con lo poco que se nos dió; ¿Cómo esperaremos ser puestos en lo mucho del Señor?

Los profesionales de la salud física (nutricionistas, médicos y otros especialistas) reconocen la necesidad de algunos hábitos de vida para llevar adelante una buena salud: revisemos algunos de ellos bajo este enfoque.

La buena alimentación

La nuena alimentación es fundamental para nuestros cuerpos y su correcto funcionamiento.

Una alimentación saludable provee de una buena salud y ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebro-vasculares, las enfermedades autoinmunes y el cáncer, entre muchas otras más.

Es necesario llevar una dieta equilibrada, consumir frutas, verduras y hortalizas; al menos 400 gramos o cinco porciones de frutas y verduras al día reducen la posibilidad de desarrollar las enfermedades mencionadas. Algunos profesionales recomiendan aún incluirlas en todas las comidas.


Otro aspecto a contemplar es nuestro consumo de grasas. Reducir el consumo total de grasa a menos del 30% de la ingesta calórica diaria, contribuye a prevenir el aumento no saludable de peso.

    Es bueno habituarnos a cocinar al vapor y hervido, de esta manera reducir el consumo de alimentos fritos, así como de aperitivos y alimentos envasados. También, un consumo elevado de sal contribuye a la hipertensión arterial que, a su vez, aumenta las probabilidades de desarrollar alguna enfermedad coronaria y ACV. Los azúcares, a su vez, debieran ser regulados tanto para adultos y niños. La recomendación es disminuir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total. Una reducción a menos del 5% aporta beneficios adicionales para la salud como la reducción de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Es bueno añadir a nuestra dieta alimentos ricos en probióticos, los cuales favorecen la microbiota intestinal; y alimentos fibrosos, los tales son harinas integrales, harinas de legumbres, salvado, avenas; levadura natural y otros protectores gástricos. Sin olvidar, además, la correcta hidratación diaria que implica 2 litros de agua pura; nuestro cuerpo lo va a agradecer y a reflejar en vitalidad, fuerzas, energía y buen ánimo, producto de este buen cuidado de nuestra alimentación.


El ejercicio físico

Es delicado hablar de este tema. Es entendible que dentro de las congregaciones cristianas esto sea un tabú; ya que occidental y culturalmente la actividad física no laboral, aquella que se destina exclusivamente a la salud o como hobbie, está abordada muchas veces desde el hedonismo narcisista y el amor a uno mismo, al deseo de verse conforme a ciertos estándares de belleza sociales y culturales que nada tienen que ver con lo que como hijos de Dios nos compete perseguir en esta tierra. Y es verdad. Hay un espíritu en este tiempo que opera por medio del príncipe de la potestad del aire, que energiza a las personas a llevar adelante esta actividad con un enfoque totalmente distorsionado en relación al diseño del Creador. Pero, también debemos comprender, que como hijos debemos administrar nuestra salud y así ser funcionales para lo que Dios nos llame a hacer. Entonces en buena hora examinemos todo y retengamos lo que es bueno acerca este asunto. Nos conviene ser personas que administran bien su cuerpo y para eso es necesario el ejercicio físico. Aquel enfocado, que no está mirando un número en la balanza ni metas estéticas simplemente, las cuales tampoco están mal, pero animémonos a tener una mirada integral y entendida de este asunto.


Junto con la dieta, el ejercicio juega un papel importante en el control de nuestro peso y la prevención de la obesidad. Para mantener nuestro peso, la energía que gastamos en las actividades diarias debe ser igual a las calorías que comemos o bebemos. Para perder peso, debemos quemar más calorías de las que consumimos. El ejercicio fortalece el corazón y mejora la circulación. El aumento del flujo sanguíneo eleva los niveles de oxígeno en el cuerpo. Esto ayuda a bajar el riesgo de enfermedades del corazón como el colesterol alto, la enfermedad arterial coronaria y el ataque al corazón. El ejercicio regular también puede reducir la presión arterial y los niveles de triglicéridos. También ayuda a reducir el nivel de azúcar en la sangre y ayudar a que la insulina funcione mejor. Esto puede reducir el riesgo de síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Y si ya tenés alguna de estas enfermedades, el ejercicio puede ayudarte a manejarlas. Además, durante el ejercicio, nuestro cuerpo libera sustancias químicas que pueden mejorar nuestro estado de ánimo y hacernos sentir más relajado. Esto puede ayudarle a lidiar con el estrés y reducir riesgos de depresión.

    Ya vemos entonces la importancia de llevar una sostenida rutina de ejercicio físico que se adapte a nuestras necesidades y características; siempre es bueno consultar esto último con un profesional.

El buen descanso

Por último, veamos porqué es importante para nuestros cuerpos y mentes, ser ordenados en nuestro descanso físico y psíquico.

Dormir lo suficiente es esencial para ayudar a mantener una salud y un bienestar óptimos. Cuando se trata de la salud, el sueño es tan vital como el ejercicio regular y una dieta balanceada.

Es cierto que conforme la vida se vuelve más agitada, es mucho más fácil pasar más tiempo sin dormir. De hecho, muchas personas solo duermen 6 horas o menos por noche.

La cuestión es que se necesita muchas horas de sueño para restaurar nuestro cerebro y nuestro cuerpo. No dormir lo suficiente puede ser malo para la salud en varias formas, porque dormir le da al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperarse del estrés del día. Después de una buena noche de sueño, nos desempeñamos mejor, estamos lúcidos para tomar decisiones, nos sentirnos más alerta, optimistas y tenemos una mejor relación con las personas. Dormir también ayuda al cuerpo a combatir enfermedades.


Diferentes personas necesitan diferentes cantidades de horas de sueño. La mayoría de los adultos necesitan de 7 a 8 horas de sueño por noche para una buena salud y funcionamiento mental. Algunos adultos necesitan hasta 9 horas de sueño por noche.

Si no se duerme lo suficiente, el cerebro tiene problemas para desempeñar funciones básicas, pudiendo llegar a tener problemas para concentrarnos o recordar cosas. Podemos incluso tener mal humor y reaccionar de manera violenta con nuestros amigos, compañeros de trabajo o seres queridos.

Igual que nuestro cerebro necesita dormir para recuperarse, nuestro cuerpo también lo necesita. Cuando no dormimos lo suficiente, el riesgo de padecer enfermedades es mayor. No basta solo con las horas que pasamos en posición horizontal; descansar es mucho más que dormir. Las escrituras están llenas de perlas con respecto al reposo de nuestra alma y te invito a que busques en ellas el término “entrar en Su reposo”. Ya hemos hablado de esto en otros artículos asique no vamos a profundizar; pero sí recordemos que nuestra alma, asi como nuestro cuerpo físico, necesitan buenas rutinas de descanso. Así como en el cuerpo disponemos un ambiente adecuado a la hora de descansar (silencio, oscuridad, ambiente cálido donde no haga mucho calor ni mucho frío, sin insectos que interrumpan el descanso, etc); en el alma también debe ser así. Es muy bueno establecer rutinas que le den a nuestra mente la capacidad de conectarse con el Creador y ser renovados en la fe. Un ambiente adecuado: tomarse un día en la semana para no trabajar, desconectarse de las redes sociales, sumergirse en oración, en meditación de las escrituras, en familia o en soledad, con gente que nos anime a la fe; porqué no tomar mucha agua ese día, hacer algun deporte que nos ayude a eliminar toxinas, despejar la mente, en fin. Aprender a descansar nos hará plenamente funcionales al propósito eterno de Dios y lo que Él quiere establecer en la tierra por medio de nosotros, Sus hijos.

¡Cuantas herramientas tenemos para administrar nuestro ser correctamente! ¡Que el Señor nos lleve a mayor entendimiento de lo que es ser cristianos y buenos administradores de Su gracia sobre nosotros!


Granja Hanameel

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