¿De qué se trata? Cuando somos ignorantes, no solamente nos perdemos de experimentar las preciosas cosas que el Creador nos prepara, sino que además, por ignorancia el pueblo perece. Como casa Hanameel comenzamos a oír Su voz respecto de los lácteos y su funcionalidad en nuestros cuerpos... y así vinimos a parar a los caprinos.
Como casa Hanameel, siempre hemos tenido la tendencia de inclinarnos hacia lo saludable, buscarlo, asirlo. En ocasiones nos tocó conquistar hábitos de salud que estaban al alcance de nuestras manos; como por ejemplo levantarse temprano, organizar rutinas de ejercicio, tomar agua a diario como es debido, tener una huerta en casa, etc. Cosas que están al alcance de las manos, pero requieren de disciplina y determinación para ser conquistadas. Pero, a medida que fuimos y vamos avanzando en ese camino hacia una vida más saludable, puede que nos encontremos con algunos gigantes en el camino. Como por ejemplo: abandonar las adicciones, la falta de recursos económicos, la soledad que podemos experimentar por transitar este camino sin compañía, en fin. Cualquiera sea ese gigante en tu camino. En nuestro caso, uno de los gigantes con los que nos ha tocado batallar fueron los recursos financieros. Y si, nos dimos cuenta de algo que es basal a la hora de pensar en la salud: el cambio de alimentación viene respaldado de un cambio de mentalidad. Pero, ¿ésto que tiene que ver?
La mentalidad es la manera en la que se organizan y se ordenan nuestros pensamientos. No basta con generar un pensamiento positivo, que sea repetido a diario; o con hacer alguna cabalística afirmación positiva sobre nuestros cuerpos o nuestra salud. No. Para cambiar hábitos de vida hay que cambiar la forma en la que se organizan nuestras corrientes de pensamientos. Hay que calar un poco más hondo, y también entender que el cambio no será instantáneo, pero la permanencia es garantía de durabilidad. Entonces; frente a estos gigantes tenemos dos caminos: o abandonarnos en la frustración de lo inaccesible... o creer. Y comenzar a utilizar la fe como un recurso inagotable y renovable que tenemos en Cristo. Y aquí queremos reparar; porque, la fe es lo que activa el cambio de mentalidad en nosotros.
Es la fe la herramienta con la que nos abrimos paso en las adversidades para avanzar a pesar de todo pronóstico negativo, y esto se aplica para cada área de nuestras vidas. Pero, puntualmente con la alimentación; es importante recordar que no es nada fácil comenzar a caminar por fe, porque, dicen las escrituras que la fe es la convicción de lo que no se ve. Resulta sencillo y motivador cuando, por ejemplo, trabajamos duro por algo porque sabemos que vamos a obtener un pago por ese trabajo: un resultado. Pero la fe no funciona así; no está esperando un resultado. No se rige por la causa-consecuencia. La fe es tan dinámica como impredecible, y puede hacer cosas tremendas, porque no pone su mirada en el resultado de las situaciones, nos sacude las expectativas. Puede a su vez, hacer cosas que no nos imaginamos (como mover montañas).
Cuando comenzamos a caminar el camino hacia una vida más saludable de la mano del Creador (y no de la mano de nuestro YO más positivo, que siempre nos falla), pudimos experimentar cosas preciosas por fe. Comenzamos a ver que el Creador tiene planes de bien para nosotros, planes de bien y no de mal. Para ello es que diseñó cada uno de los alimentos que podemos tomar de manera natural de la creación. De igual manera, es necesario estar en sintonía y armonía con la naturaleza; es sano conectarse con la tierra. Es parte de nuestro diseño, venimos de ella. Tenemos en nuestro interior propiedades y partículas que compartimos con la tierra; ¿cómo nos vamos a conformar con vivir rodeados de plástico, cemento, y residuos de petróleo? Y una vez que nos metimos de lleno en estos diseños nos dimos cuenta de algo maravilloso: esto no tiene fin. No hay un techo, el Creador nos quiere enseñar más y más acerca de la salud y la buena alimentación; porque la cosa no termina con nosotros. Él nos ve de manera horizontal, el mira nuestros antepasados y ve nuestra descendencia y también desea que ese estilo de vida llegue a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
En este hermoso camino, el Señor nos llevó a inquirir en los lácteos. Comenzó como una inquietud relacionada con las cabras, pero al tiempo entendimos que era el Espíritu de Dios guiándonos a una perla preciosa: la leche de Cabra.
¿De qué se trata? Cuando somos ignorantes, no solamente nos perdemos de experimentar al Creador, sino que además, por ignorancia el pueblo perece. Comenzamos a oír Su voz respecto de los lácteos y su funcionalidad en nuestros cuerpos... y así vinimos a parar a los caprinos.
A diferencia de otros productos lácteos, la leche de cabra tiene alto grado de digestibilidad y se le considera la más parecida a la leche materna. Es considerada por investigaciones científicas como la leche sustituta a la leche materna, que colabora en la recuperación de diversas enfermedades, y uno de los mejores alimentos para ancianos y niños.
Es una alternativa mucho más sana, especialmente si se consume entera y de una buena fuente orgánica. La mayoría de la gente que bebe esta leche no tiene sobrepeso, ni alergias ni trastornos digestivos.
Algunos estudios sugieren que uno de los principales beneficios es que puede tener propiedades antiinflamatorias, esa es otra razón por la cual es más fácil para la gente que padece inflamación de colon, beber esta leche. También es una aliada para quienes quieren perder peso. Tiene menos grasa pero sigue preservando los niveles elevados de proteínas y aminoácidos esenciales que contiene la leche de vaca; además, es rica en ácidos grasos. La leche de vaca contiene mucha grasa, que puede aumentar la concentración de mucosa. Los glóbulos de grasa en la leche de cabra son una novena parte del tamaño de los que se encuentra en la de vaca, por la cual no produce irritación en el estómago. Por esto es que afirmamos que es de buena digestibilidad.
Es un alimento hipoalergénico para personas que sufren eczemas, asma, catarros crónicos, dolor de cabeza, colitis, úlceras de estómago, dolores abdominales y oclusión epigástrica a causa de la alergia a la leche de vaca o de soja. Es usada en tratamientos para casos de reacciones intestinales, obstrucción coronaria, alimentación de infantes prematuros, epilepsia infantil, fibrosis cística y problemas biliares.
Los ácidos grasos que contiene esta leche son metabólicamente únicos en la provisión de energía en el crecimiento de los niños, tanto como en efectos hipocolesterolémicos sobre los tejidos, por cuanto inhiben los depósitos de colesterol y disuelven el colesterol de los contenidos biliares. Además, se ha observado que los niños alimentados con leche de cabra, tienen mayor peso, estatura, mineralización en los huesos y en el plasma sanguíneo una alta densidad en vitaminas A, tiamina, riboflavina, niacina, calcio y hemoglobina.
La leche de cabra tiene un alto nivel de minerales y vitaminas. Contiene un 33% del valor diario recomendado de calcio, magnesio, fósforo, potasio, cobre, zinc y selenio. ¿Crees que vale la pena probar el cambio?
Toda esta información nos deja pensando... Como hemos dicho en un principio, el cambio de alimentación requiere de un cambio de mentalidad, y esto no es nada mágico.
La buena alimentación se trata de un cambio de mentalidad. Un camino en el cual es hermoso embarcarse, si es que lo hacemos desde Cristo. Todo esto tiene sentido si lo hacemos de la mano del Creador. Él es quien nos diseñó, nos formó en el vientre de nuestra madre, nos dió aliento de vida, pensó cada uno de los aspectos de nuestra vida para que funcionen conectados a Él.
¡Vivamos nuestras vidas en la plenitud de aquél que nos diseñó con planes de bienestar y esperanza!
Si querés saber más, contactarnos o darnos tu opinión, escribinos en los comentarios.
Somos Hanameel. A quien Dios ha dado sobreabundantemente.
¡Deja tu comentario!