Su contenido en azúcar es muy bajo. Por la presencia de las vitaminas C y A contribuyen a nutrir los huesos, los dientes, la piel, la generación de colágeno y la absorción de hierro. Su proporción de potasio, (un mineral que tiene propiedades diuréticas) ayuda a la función de los nervios, a la contracción de los músculos y a que el ritmo cardiaco se mantenga constante. También permite que los nutrientes fluyan a las células y a expulsar sus desechos.
La mora es una fruta rica en fibra, como el resto de bayas silvestres, de forma que facilita el tránsito intestinal.
Posee una sustancia llamada pterostilbene, que además de ayudar a reducir el colesterol, propicia la regulación de la glucosa en sangre, por lo que ayuda en el tratamiento de la diabetes tipo II.
¿Se puede decir que, en el entorno donde vivís, tenés lo necesario para tu desarrollo?
¡¡¡SI!!! Las moras silvestres son un buen ejemplo.
"Mirá las aves del cielo, que no siembran ni cosechan, para las cuales no hay despensa ni graneros, y Dios los alimenta".
Es tan cercana y manifiesta la expresión de amor y provisión del Creador que muchas veces ni las percibimos. Dicen los expertos que la mejor manera de alimentarnos es tomando de los alimentos acordes al clima y zona donde vivimos, respetando la producción de la época del ciclo del tiempo.
¡¡¡Por eso hoy abrí tus ojos y observá!!!
Si en tu zona de residencia ves un árbol de moras, ¡recogé todas las que puedas!
Si te dijeron que su tinta mancha, toma tus precauciones para evitarlo, pero no dejes pasar la oportunidad de gustar, así como las aves lo hacen, de estas pequeñas frutas plenas de nutrientes esenciales en una buena alimentación.
Es un consejo de granja Hanameel.
¡Deja tu comentario!